Haz el bien sin mirar a quién” Frase que usualmente encontramos en el repertorio de buenos samaritanos, filántropos o entes con personalidad protagónica y un tanto histérica. ¿Sabemos en verdad a qué se refiere el hacer este bien sin estar fijándonos a quién ayudamos?
Muchas veces el tratar de hacer un cambio genera mucho malestar en otros y frustración en nosotros mismos, pues tenemos la idea de lograr cambios de forma casi inmediata… esto no pasa (casi nunca, aunque hay una que otra excepción por ahí).
La falta de previsión, prevención y planeación hacen que en el México de nuestros amores y de mil colores se torne muy complicado hacer cambios rápidos, pues las problemáticas que han generado una cantidad de necesidades casi innumerables e innombrables, son tantas que resulta imposible definir el tipo de ayuda que se requiere primero.
Afortunadamente para muchos de nuestros connacionales, este panorama apocalíptico y caótico no ha sido impedimento para que algunos mexicanos preocupados por aportar un granito de arena a tan empantanada situación, propongan y lleven a cabo acciones sociales en sectores específicos, redefiniendo así el concepto de conciencia social y redimensionando el término hombro con hombro.
He aquí lo paradójico del asunto, el gobierno, a través de ciertas normas, leyes y secretarías complica la recepción de este tipo de ayudas, pues les resulta “raro” que la gente ayude por ayudar. Ellos como gobierno se ven rebasados y muchos se quedan chiflando n la loma sin recibir ningún tipo de apoyo, pues “ya no alcanzaron” o en su defecto no son un número tan grande como para considerarlos en diversos apoyos sociales.
Evidentemente la frustración y desilusión llegan a todos aquellos que han intentado hacer un cambio positivo, pero qué tan convencidos estaba de lograr ese cambio si a las primeras de cambio claudican y dejan todo porque se les complicó. Un verdadero luchador con conciencia social no deja que este tipo de cuestiones mermen sus ganas de lograr lo que se propuso y que conste que no trato de incitar a que se hagan marchas y plantones, por el contrario, es mucho más difícil proponer y construir qué quejarse y no hacer más que gritar y manotear.
¿Has tratado alguna vez de cambiar algo en casa? ¿Te has propuesto mejorar algo en tu familia? ¿Sabes qué tipo de problemas tienen los que viven cerca de ti? ¿Conoces a tus vecinos?
Creo que como mexicanos hemos vivido ensimismados, sin interés por el de al lado, con apatía y viviendo siempre para nosotros, pero en casos de desastre irónicamente somos los que más ayudamos.
¿Porqué no empezar a ayudarnos a nosotros mismos en casa? ¿Porqué no cambiar las conductas aprendidas desde hace décadas? ¿Porqué no tratar de cambiar algo en nuestra cuadra o edificio?
Como un mexicano más me encanta quejarme, pero creo que hoy es un buen día para activarme y usar las manos para ya no manotear, para hablar y dejar de gritar, para moverme y no quedarme estático esperando a que alguien más lo haga.
¿Serás un mexicano más o continuarás siendo uno del montón?...
No hay comentarios:
Publicar un comentario